Carta fundacional
La Habana, 27 de noviembre de
1996.
Nosotros, ciudadanos cubanos:
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en las postrimerías del siglo XX, el cual ha
estado marcado para el pueblo de Cuba por el afán, no alcanzado aún de
varias generaciones de compatriotas por consolidar la nación, vivir en
libertad y democracia y ejercer la soberanía nacional;
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soberanía anhelada y cimentada desde el
siglo XIX por el sacrificio de miles de hombres y mujeres que, como el Padre
de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramonte, Mariana
Grajales, Ana Betancourt, Calixto García, Máximo Gómez, Antonio Maceo y
el paradigmático apóstol José Martí, dieron lo mejor de sí por el
sueño de una república de todos, con todos y para el bien de todos, en la
que la primera ley fuera el culto de los cubanos a la dignidad plena del
hombre;
-
afirmando nuestra opinión de que no puede
existir la plena soberanía nacional sin una verdadera soberanía popular, y
ésta no es posible en ausencia de la democracia, fundada en el derecho de
elegir y ser elegido y en el respeto a las decisiones de las mayorías sin
detrimento de los derechos de las minorías;
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inspirados en las prédicas del Padre Félix
Varela, el ideario martiano y la doctrina socialcristiana, y animados por la
vocación y el espíritu de servir,
nos hemos reunido para mancomunar nuestros
esfuerzos, pacíficos y civilistas, en una organización política a la que
nombramos Proyecto Demócrata Cubano (PDC).
Al PDC podrán pertenecer los ciudadanos,
hombres y mujeres, mayores de edad que privilegien la solución pacífica y
negociada de los conflictos, ratifiquen el derecho y el deber de los cubanos, y
sólo de los cubanos, a participar en la renovación de nuestra sociedad sin
injerencias foráneas y respeten y cumplan los estatutos de la institución.
En ella, y desde la sociedad civil, nos comprometemos a trabajar en la búsqueda
de propuestas y alternativas viables para promover una transición pacífica
hacia la democracia en Cuba.
Esta democracia liberal, participativa y plural,
fruto de la soberanía popular, será el resultado de un nuevo Pacto Social,
garantizada por el Estado de Derecho, en la que los poderes públicos
-ejecutivo, legislativo y judicial- sean independientes entre sí y legitimada
por elecciones libres mediante el sufragio universal directo y secreto.
Conseguir estos propósitos políticos implica,
necesariamente, una renovación de la sociedad cubana desde la ética y la
creación de una nueva cultura democrática de respeto y tolerancia. Para ello
es imprescindible la observancia de todos los derechos humanos reconocidos en la
Declaración Universal de Derechos Humanos y en los pactos y convenciones sobre
estos temas por las Naciones Unidas.
En el orden social, la organización defenderá
la importancia de la familia como centro fundacional de la sociedad. Ésta es
anterior al Estado y goza de derechos naturales. Luchará por el respeto a la
dignidad de la persona humana y la eliminación de cualquier tipo de
discriminación o marginación por motivos de género, raza, color, opinión
política, religión, estatus económico, limitación física u orientación
sexual. De igual manera, promocionará una cultura a favor de la vida, por lo
que rechaza la pena de muerte y apoya toda iniciativa que, enmarcada en el
humanismo cristiano, esté dirigida a ayudar a los que más sufren, por lo que
promoverá la realización de una amnistía para los presos de conciencia y la
revisión de todas las causas por motivos políticos.
En el orden económico el Proyecto Demócrata
Cubano trabajará por la implementación de una economía solidaria fundamentada
en la justicia social, la virtud del trabajo y en el respeto a la dignidad del
trabajador. El derecho de éste a asociarse en sindicatos independientes, al
rescate de su personalidad jurídica ante el empleador y a ejercer el derecho a
huelga. El desarrollo de una economía social de mercado en la que el ciudadano
sea legitimado en sus capacidades y potencialidades como sujeto económico, y en
la que se le reconozcan todos los derechos a participar en las diferentes formas
de propiedad y gestión empresarial, tanto privada, como cooperativa, mixta o
estatal. Es mediante el mercado como medio y no como fin en sí mismo, sin el
tutelaje lastrante del Estado, que la sociedad cubana podrá alcanzar el bien
común y la persona humana podrá realizar a plenitud sus experiencias,
capacidades e iniciativas singulares.
En la esfera internacional, el PDC identifica a
Cuba como parte inseparable de la comunidad latinoamericana y caribeña de
naciones. Apuesta al necesario fortalecimiento de la Organización de Naciones
Unidas; defiende el respeto a la soberanía de los estados y a la solución
pacífica de los conflictos; repudia la injerencia, la intervención y las
agresiones militares y/o económicas de unos Estados por otros, por lo que
considera el bloqueo a Cuba, por los gobiernos de los Estados Unidos, como un
acto de fuerza injusto e ilegítimo.
Sobre estas consideraciones generales en lo
político, social y económico, se fundamentará el programa de la
organización.
El Proyecto Demócrata Cubano pretende trabajar
desde estos presupuestos, para influir como una referencia política alternativa
más ante los factores involucrados en un proceso de transición pacífica hacia
la democracia en Cuba y de renovación de la sociedad cubana en un ambiente
político de reconciliación nacional.
El Comité Gestor de esta iniciativa
institucional se responsabilizará con la puesta en marcha de la misma, su
dirección, la confección del programa y la solicitud de reconocimiento ante
las autoridades del ministerio de justicia de la República de Cuba de acuerdo a
la ley de asociaciones.
Rogamos a la Santísima Virgen de
la Caridad del Cobre para que proteja e ilumine a su pueblo cubano y les haga
recuperar en la fe el perdón, el amor y la esperanza.
Comité Gestor PDC
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